A nivel mundial una de cada tres personas padece al menos una forma de malnutrición como desnutrición, sobrepeso u obesidad. En México, a pesar de las intervenciones de salud pública para incrementar la ingesta de micronutrientes como el zinc, la desnutrición crónica aún representa 13.6 %, mientras 23.3 % sufre anemia, causada principalmente por deficiencia de hierro. El frijol (Phaseolus vulgaris) es el segundo cultivo que más se produce y consume, después del maíz (Zea mays L.), con una ingesta promedio anual per capita de 10 kg. lo que afecta a 155 millones de niños menores de cinco años, provocando efectos adversos en el desarrollo físico y cognitivo, en el mediano y largo plazo en el rendimiento escolar e intelectual, el desarrollo de sus capacidades, el rendimiento en el trabajo y su ingreso laboral cuando son adultos, afirma la Organización Mundial de Salud en su reporte de 2018.
El frijol al igual que otras legumbres es rico en proteína vegetal, fibra, vitaminas del grupo B como el folato, tiamina o niacina, hierro, ácido fólico, calcio, potasio, fósforo y zinc.
El frijol tiene un bajo índice glucémico (IG), a pesar de su alto contenido de almidón y otros carbohidratos, pues al comerlo no eleva marcadamente la glucosa en sangre. Presenta un IG=30, y cuando se combina con tortilla y salsa de jitomate el índice glicémico se mantiene bajo (IG=39), cuando la tortilla sola puede tener hasta un IG de 52. Es por ésto que el frijol es un alimento adecuado para las personas con diabetes.
La fibra dietética del frijol contiene celulosa y hemicelulosa, que previenen la constipación y generan su bajo índice glucémico. Además de la fibra, contiene algo que todos los mexicanos conocemos: aproximadamente dos gramos de azúcares complejos fermentables, principalmente rafinosa y estaquiosa, que, si bien se han considerado indeseables por los problemas de flatulencia asociados, se ha indicado recientemente su relación con la prevención de enfermedades, entre ellas cáncer de colon. Es posible eliminar esos azúcares raros si el frijol se remoja la noche anterior a cocerlos y se descarta el agua de remojo. El frijol también contiene una fracción de almidón resistente a la digestión, con un efecto similar al de la fibra soluble (disminución de la síntesis hepática del colesterol).
El frijol es también una fuente vegetal de hierro, importante en la prevención de anemia y aunque es un mineral difícil de absorber, si se come con salsa picante (ácida) o con un poco de limón, se facilita la disolución de las sales de hierro y por ende su aprovechamiento.
La biofortificación podría contribuir a reducir la desnutrición en zonas rurales y marginales al incrementar la ingesta de micronutrientes sin modificar los patrones de consumo. Según el estudio realizado por los investigadores; Rocío Ramírez-Jaspeado, Natalia Palacios-Rojas, Marilia Nutti y Salomón Pérez, los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Campeche y Tabasco deberían ser priorizados para la intervención con frijol negro biofortificado, mientras que para otros estados como Baja California Sur y Sonora para frijol pinto bioforificado; y por su parte Guanajuato y Tlaxcala son prioritarios para frijol claro biofortificado.
Al frijol se le encuentra en todas las regiones agrícolas del país, existen diversas clases de frijol como lo son negros, amarillos, blancos, morados, bayos, pintos y moteados. Más de 570 mil productores en el país participan de manera directa en su cultivo, genera más de 382 mil empleos permanentes y el valor anual de la producción es de alrededor de 13 mil millones de pesos.
En 2021, su cosecha en nuestro país fue de más de un millón doscientos mil toneladas. Del total de producción, el 35 % se obtiene en el estado de Zacatecas con más de 451 mil toneladas, lo que lo posiciona como el primer productor nacional, seguido de Sinaloa con 12% de la producción y Durango con 10%. En los últimos 10 años, la superficie sembrada de frijol ha aumentado 12% al pasar de 1.51 a 1.69 millones de hectáreas. Actualmente México ocupa el 9no lugar en exportación de frijol a nivel mundial.
Algunas de las problemáticas que se enfrentan en su producción es que 90% de la superficie sembrada es de temporal, por lo que es un cultivo altamente afectado por problemas recurrentes de sequía; condición que ha mermado el volumen de producción nacional de frijol en algunas entidades de la república y hace más impreciso el periodo óptimo de siembra. También la falta de un ordenamiento del mercado que permita una cadena productiva con mejores equilibrios y condiciones de igualdad a lo largo de todos los eslabones, pero, sobre todo, garantizando que los pequeños productores tengan un mayor margen de utilidad y mejores condiciones de vida.
Fuentes consultadas: https://www.scielo.org.mx https://www.biodiversidad.gob.mx/ Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) https://www.gob.mx/agricultura/articulos/la-importancia-de-la-produccion-de-frijol-en-mexico?